Kenkyo 謙虚
- Shingitai Dojo
- 10 mar
- 2 Min. de lectura
Actualizado: 6 abr

Mientras nos preocupamos por superar a los demás, ya sea en el trabajo, la profesión, el deporte o en el ámbito social, quizás estemos perdiendo la batalla más importante: la que libramos contra nosotros mismos.
Esa batalla cotidiana, simple y ordinaria que debemos enfrentar a diario. La lucha contra la ira, la pereza, los excesos, el autoestima (ya sea baja o excesiva) y una larga lista de sentimientos y pensamientos con los que convivimos, que diariamente se transforman en acciones o reacciones negativas.
La pelea es ardua y no se limita a tres, cinco o doce asaltos; esta contienda es perpetua.
El tatami puede ser un lugar idóneo para reconocernos, reinventarnos y reconfigurarnos. Pero, como todo, también puede convertirse en un espacio donde simplemente nos inflamos como un globo.
La manera en que asimilas el aprendizaje dentro del Dōjō puede ser de gran ayuda, o todo lo contrario.
Un concepto japonés que he escuchado en el Dōjō, 謙虚 (Kenkyo), “humildad”, puede ilustrar lo que quiero transmitir.
Kenkyo implica modestia, cortesía y una actitud de respeto hacia los demás.
Va más allá de simplemente no ser arrogante; implica reconocer las propias limitaciones y valorar las contribuciones ajenas.
Dentro del Dōjō, la humildad nos predispone a aprender y recibir retroalimentación. Por eso repetimos "Shikin Haramitsu Daikomyo" al inicio y al final de cada clase, para liberarnos del exceso de pensamiento, la autoexigencia desmedida y nuestras inseguridades.
Al fin y al cabo, superar a otros no está mal, pero es mucho mejor ganar sabiendo que estamos venciendo nuestros propios obstáculos internos también. Derrotando a nuestro enemigo mas poderoso, nosotros mismos.
Los espero en el tatami.